La última exhibición de Roger Federer en Flushing Meadows dejó conmocionado a Lleyton Hewitt. La magia del helvético logró transformar la final en un monólogo de apenas dos horas de duración con un resultado contundente: 6-0, 7-6 (7-3) y 6-0. El australiano fue testigo de excepción del tercer título de 'Grand Slam' en la brillante temporada del indiscutible número uno, algo que no sucedía desde que Mats Wilander lo lograra en 1988.
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