Los milagros de Baghdatis duraron hasta el segundo set de la final del Abierto de Australia. A partir de ese momento, el suizo Roger Federer tomó el mando y se adjudicó por segunda vez el primer Grand Slam de la temporada (5-7, 7-5, 6-0 y 6-2). El número uno del mundo suma el séptimo 'grande' de su carrera.
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